Sumario:

I. En reiterada jurisprudencia de la Sala se ha establecido que una vez que se declara abierta la competencia por la vía del motivo sustancial de casación, este Tribunal tiene la potestad para efectuar la correcta solución jurídica del caso bajo examen, aun valiéndose de argumentos distintos de los esgrimidos por el impugnante, siempre que deje incólumes los hechos fijados por el a quo en la sentencia de mérito, que no viole la prohibición de la reformatio in peius y no vaya más allá del agravio presentado (arts. 456 y 479 C.P.P.).

II. La portación exige que se lleve el arma consigo, trasladándola de un sitio a otro, en lugar público, de acceso público o en lugar privado donde el sujeto activo se ha hecho presente, en condiciones de uso inmediato, aunque para ello deba montarse y, en su caso, cargarse. Requerir para la configuración del tipo penal en estudio que el arma de fuego “se encuentre en condiciones de uso inmediato” resulta razonable. Ello por cuanto, tratándose de un delito de peligro abstracto, esto es, de un tipo penal en el cual la ley considera al peligro potencialmente contenido por el comportamiento, la conducta desplegada tiene que revestir una entidad suficiente como para implicar una amenaza de daño para el bien jurídico protegido, en este caso, la seguridad pública, entendiendo por esta última al estado colectivo exento de situaciones físicamente peligrosas o dañosas para los bienes o personas en general. Sólo puede alcanzar dicho estándar de peligro la portación de un arma “que se halle en condiciones de uso inmediato”. Y frente a dicho criterio hermenéutico es claro que la detentación del arma mientras se circula por la vía pública, que no va acompañada además de los proyectiles correspondientes, no permite su rápida utilización conforme su uso específico y, así, diluye el peligro atendido por el legislador al incriminar tal conducta como más grave que la simple tenencia a la que se refiere el art. 189 bis inc. 2° 1er. párrafo del código de fondo.

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